Documents 1.b: Collaborative learning

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Trabajar de esta forma tiene ventajas significativas como, por ejemplo, que los estudiantes aprenden mejor porque participan activamente en el proceso de aprendizaje, tienen una mayor comprensión del tema y retienen la información por más tiempo.  
Trabajar de esta forma tiene ventajas significativas como, por ejemplo, que los estudiantes aprenden mejor porque participan activamente en el proceso de aprendizaje, tienen una mayor comprensión del tema y retienen la información por más tiempo.  
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Pautas generales del trabajo colaborativo.
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''Pautas generales del trabajo colaborativo.''
• Es necesario que el profesor haga saber a los alumnos desde el principio que van a trabajar en grupo y cuáles son las técnicas que usará, además de informarles de la importancia y beneficios del aprendizaje en colaboración.
• Es necesario que el profesor haga saber a los alumnos desde el principio que van a trabajar en grupo y cuáles son las técnicas que usará, además de informarles de la importancia y beneficios del aprendizaje en colaboración.

Revision as of 11:17, 14 September 2009

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Contents

El Aprendizaje en Colaboración en los Proyectos eTwinning

En el aprendizaje en colaboración la actividad se estructura de forma que los alumnos trabajan juntos, aprendiendo unos de otros; se hace, pues, necesaria la interacción y la participación de todos. De esta manera, se consigue que el alumno se sienta responsable de su aprendizaje y del resto del grupo.

El aprendizaje en colaboración no es la única forma de aprender, sino una estrategia más. Existe cierto consenso en admitir que mejora la motivación, el rendimiento, las habilidades sociales y las estrategias de aprendizaje de los alumnos. Este tipo de aprendizaje suele ser especialmente adecuado cuando un grupo de alumnos trabaja en torno a un proyecto en el que la colaboración de todos los integrantes resulta necesaria para la consecución del objetivo propuesto. Como veremos, ésta es la situación de partida de muchos de los proyectos que se desarrollan en el marco de la acción eTwinning.

El aprendizaje en colaboración no consiste únicamente en formar grupos de alumnos y esperar a que aprendan. En comparación con otras formas de aprendizaje, se hace aún más necesario el diseño de la actividad a partir de un currículum basado en proyectos, unos materiales adecuados y una supervisión por parte del profesor de los procesos que tienen lugar en el grupo de alumnos: desarrollo de las actividades planificadas, participación de todos los miembros, negociaciones de conflictos, roles asumidos por los alumnos...

Esta forma de aprendizaje se fundamenta en la teoría del constructivismo situado. La teoría general del constructivismo establece que el aprendizaje es un proceso en el que el conocimiento se construye a partir del conocimiento previo del individuo integrando y asimilando el nuevo de forma activa, siendo el alumno protagonista de su propio aprendizaje. El constructivismo situado incorpora a esta teoría general la dimensión social del aprendizaje, resaltando la importancia que tiene la interacción entre compañeros y con el profesor en el proceso de construcción del conocimiento.

Frente a enfoques más cognitivos donde se considera que el alumno construye su aprendizaje individualmente mediante la interacción con el currículum, el fenómeno o el problema, se considera que el conocimiento se construye necesariamente en situaciones que proporcionan experiencias concretas que permiten al alumno explorar y reflexionar con los compañeros y el profesor.

Qué es y cómo organizar la colaboración

La colaboración en un proyecto es algo más que la mera comunicación o coordinación entre los participantes. Debe ser un elemento esencial en el proyecto, una forma de entender y organizar todo el proceso, desde su planteamiento inicial hasta su conclusión. Esta colaboración puede darse en varios niveles, todos ellos complementarios. La riqueza y variedad en las interacciones entre los participantes es lo que marca, en la mayoría de las ocasiones, la calidad de un proyecto. En general, no estamos acostumbrados a trabajar de forma colaborativa. Al principio, intentar organizar un proyecto de esta forma puede parecer complicado, pero en el fondo no se trata más que de replantear las metodologías y objetivos, asumir que debemos renunciar a ciertas dinámicas habituales en el aula a cambio de abarcar otras que tradicionalmente están ausentes. Cuando empezamos a trabajar con una estructura de colaboración, vemos enseguida que es una forma fácil, eficiente y motivadora tanto para alumnos como para profesores.

Lo fundamental es negociar a partir de las ideas iniciales, encontrar unos objetivos, contenidos y metodologías que quieran –y puedan- ser asumidas por todos. En definitiva, dar con un diseño final y un desarrollo del proyecto que sea obra de todos los participantes y en el que todos se encuentren cómodos y se sientan identificados.

Algunas líneas de colaboración pueden y deben darse entre:

Profesores coordinadores. Es fundamental la negociación y el buen entendimiento entre los profesores responsables del proyecto. Los currículos pueden ser muy diversos en todos los países participantes y debemos asegurarnos de que las necesidades nuestras y las de nuestros socios son compatibles. Eso no implica necesariamente encontrar un profesor con ideas idénticas a las nuestras. El concepto de intercurricularidad puede extenderse también a los coordinadores; un proyecto sobre medio ambiente puede desarrollarse desde las áreas de ciencias, ética y economía, y cada una tener como responsable a un socio de un país distinto. No es la identidad, sino la complementariedad el factor principal que debe tenerse en cuenta.

Grupos de profesores. Dentro de cada centro es habitual que se requiera en mayor o menor medida la participación de otros profesores. Ésta no tiene que suceder necesariamente con el mismo grado de implicación y compromiso en todos los casos. Podemos necesitar la presencia continua de profesores de otras áreas o grupos, o bien aportaciones puntuales para actividades concretas.

Profesores y alumnos. Lo normal es que la mayoría de nuestros alumnos, sobre todo a partir de determinada edad, dominen algunas herramientas básicas como correo electrónico o programas de mensajería instantánea –como Skype-. También es probable que algunos sepan crear y gestionar otras herramientas como blogs o wikis, además de tener cierto dominio de programas de edición de textos o multimedia ¿Porqué no preguntarles qué saben hacer? Podemos contar con su colaboración en todos los niveles del proyecto; no sólo como alumnos destinatarios, sino también como creadores de contenidos o diseñadores. Seguramente, aportarán ideas nuevas y, sobre todo, se sentirán mucho más implicados en el proyecto.

Alumnos del mismo centro. Podremos conseguir una mayor motivación en los alumnos si los hacemos partícipes activos de su propio aprendizaje. Para esto, el trabajo en grupo es una herramienta especialmente útil. La forma de organizar el trabajo en un proyecto debe ser variada y adaptarse a cada actividad concreta. Aunque el trabajo individual puede ser muy adecuado para algunas actividades, la organización en grupo fomentará destrezas sociales y de auto aprendizaje. Tanto si se hace en parejas o en grupos mayores, el profesor debe ayudar a los alumnos a establecer una división de tareas que resulte eficaz y equilibrada, así como proporcionar las fuentes para obtener la información y supervisar la calidad y corrección de los trabajos. Trabajar en grupo permite aprovechar mejor las destrezas de los alumnos; tareas como búsqueda de información, redacción, edición y publicación, presentación pública, etc. pueden asignarse según se ajusten a las características y conocimientos de cada uno.

Alumnos de los distintos centros. Éste es el elemento central en un proyecto eTwinning. Si queremos desarrollar en nuestros alumnos competencias lingüísticas, interculturales y sociales, debemos organizar el proyecto de forma que se haga necesaria la interacción entre los alumnos de distintos centros. No se limita esto a elaborar materiales de forma paralela y luego compararlos en el aula. Podemos aumentar el nivel de conocimiento mutuo y de colaboración si elegimos las actividades adecuadas. Así, si prevemos actividades de comunicación entre ellos (por correo, Chat, foros, etc.), podemos diseñarlas con unos objetivos claros y bien definidos. Ante un intercambio de correos en los que los alumnos se presentan, podemos pedirles que elaboren un documento de texto o una presentación de diapositivas comparándose con el grupo de alumnos del otro centro. Eso les obligaría a pedir y ofrecer información concreta y que permita dichas comparaciones. Este mecanismo de intercambio de información, negociación de contenidos y elaboración conjunta de un documento común puede aplicarse a cualquier producto final que queramos elaborar. Así mismo, si queremos hacer algún tipo de competición por equipos, podemos organizarlos con miembros de distintas nacionalidades, de forma que el compañero sea el que esté al otro lado del ordenador y no el alumno de la mesa contigua.

Cuando analizamos proyectos con un grado notable de colaboración, podemos observar que, no sólo se consiguen los objetivos previstos, sino que otros factores como la motivación o la calidad final de los materiales elaborados aumentan considerablemente.

El Aprendizaje en Colaboración Apoyado por el Ordenador

Como su nombre indica, incorpora las posibilidades de las TIC al modelo mencionado anteriormente. Éste tiene especial importancia en los proyectos eTwinning, donde la colaboración entre dos centros de dos países distintos tiene lugar necesariamente a través de las TIC. Gracias a las TIC, el concepto trabajar juntos cobra un nuevo significado porque es posible trabajar con una escuela situada a miles de kilómetros a través del correo electrónico o con un experto en un tema concreto a través de un chat; de esta forma, los muros del centro escolar dejan de ser una limitación física para tener acceso a recursos y personas, bien del entorno cercano a la escuela o más allá de éste.

Además de las nuevas posibilidades de comunicación, las TIC proporcionan nuevas formas de sustentar y fomentar el trabajo en colaboración por la capacidad de éstas para acceder y tratar la información. Por ejemplo, el que todas las intervenciones en un foro permanezcan (en contraposición a las intervenciones habladas), que se pueda volver sobre ellas, contestarlas, matizarlas... ofrece más oportunidades de colaboración (al margen de que los participantes estén en la misma aula o no), y también de aprender a asimilar la construcción de un discurso donde los argumentos intentan estar justificados, son rebatidos y vueltos a elaborar.

Otro ejemplo importante son las plataformas de trabajo colaborativo, como la que se ofrece en el portal eTwinning a los centros hermanados y denominada TwinSpace. Es un espacio virtual común en Internet para los miembros del proyecto; allí podemos almacenar, organizar, corregir y compartir documentación e información (en forma de documentos de texto, imágenes, avisos, etc.) de una forma muy ágil, sin papeles y accesible en todo momento y desde cualquier lugar, algo difícil de imaginar en un contexto escolar tradicional.

Consideraciones Prácticas

Afrontar de forma realista el modelo de Aprendizaje en Colaboración Apoyado por el Ordenador en el caso de los proyectos eTwinning requiere conocer aspectos prácticos del trabajo diario en la clase que conviene tener en cuenta:

Organizativos

Los profesores que participan en experiencias en las que los alumnos trabajan en grupos con ordenadores observan que el control de la clase es muy distinto del habitual. El alumno tiene delante el ordenador, que es a su vez una fuente de información (además del profesor) y un importante foco de atención (y a veces de distracción), lo cual origina con frecuencia situaciones incómodas (según lo describen los propios profesores), pues se produce, por un lado, una pérdida de autoridad del profesor en cuanto que deja de ser la única fuente de información y, por otro, también se pierde el control de lo que los alumnos están haciendo. Esta situación evoluciona normalmente, pasadas una sesión o dos (después de que se establezcan unas normas en clase y una planificación cuidadosa del trabajo que se va a realizar con los ordenadores...), hacia lo que suele ser la situación más normal: el profesor asume que tiene el papel de facilitar y organizar el trabajo de los grupos, y el alumno, a su vez, entiende su papel activo de forma responsable.

Curriculares

Muy relacionado con el anterior, está la necesidad de contar con, o preparar un, currículum basado en proyectos, de forma que el desarrollo del proyecto cubra aquellos aspectos curriculares que nos marquemos como objetivo, expresados de forma general (por ejemplo, el manejo escrito de la lengua extranjera) y concreta (por ejemplo, el conocimiento del concepto de pirámide de población). Esto orientará y facilitará el trabajo de nuestros alumnos. Es también importante prever que el trabajo con proyectos suele generar productos en forma de dossieres, materiales gráficos, etc., bien en formato tradicional o multimedia (páginas web, grabaciones de vídeo, etc.).

El proyecto debe servir a las necesidades curriculares de todos los participantes. La comunicación entre los socios previa al inicio del proyecto es fundamental, ya que hay una gran variedad en los currículos de los distintos países. Señalábamos arriba que no es necesario encontrar un socio que esté impartiendo los mismos contenidos, con los mismos objetivos, a alumnos de la misma edad que los nuestros. Es la complementariedad de los objetivos, y no su igualdad, el objetivo fundamental que debemos buscar.

Tecnológicos

En la planificación de nuestro proyecto debemos contar con las tecnologías disponibles en nuestro centro escolar: ordenadores, ancho de banda de acceso a Internet, software adecuado para nuestro proyecto (clientes de correo electrónico, tratamiento de imágenes, etc.). Si no se encuentran disponibles en nuestra aula deberemos garantizar el acceso al aula de informática, a cañones proyectores...

También deberemos familiarizarnos con su manejo previamente. Además debemos analizar cuál es el valor añadido que estas tecnologías aportarán en su integración en proyecto, tanto en cuanto a la necesaria comunicación con otro centro, como en lo que las herramientas aportan por sí mismas; por ejemplo, el permitir el acceso a cierta información en Internet. No es necesario contar con un gran equipamiento en el centro; lo fundamental cuando diseñamos un proyecto es tener una idea adecuada de las posibilidades, tanto en equipos como accesibilidad o conocimientos informáticos y ajustar el diseño del proyecto a esas circunstancias.

Pedagógicos

Las actividades que planteemos con nuestros alumnos dentro del desarrollo de nuestro proyecto seguirán los principios del aprendizaje en colaboración en muchos casos, pero es importante no olvidar que en los proyectos eTwinning la colaboración no sólo se establece entre los alumnos de nuestro aula, sino también con los del aula del centro hermano del otro país. Por ello, debemos ser cuidadosos para que ese contacto no se limite únicamente a un intercambio de materiales acabados o información entre los dos países, sino que también se produzca la interacción y participación entre las dos clases (valorando la información recibida del otro centro, integrándola en nuestro trabajo, aportando nuestra opinión, ...) y persiguiendo algún objetivo común que haga necesaria esa colaboración.

Trabajo en grupos

Para desarrollar un proyecto eTwinning no es obligatorio establecer grupos de trabajo con los alumnos; eso depende de si los contenidos a desarrollar se prestan a esta metodología y de si el profesor quiere o no utilizarla. Sin embargo, la gran mayoría de los proyectos se están llevando a cabo mediante trabajo en grupos.

Trabajar de esta forma tiene ventajas significativas como, por ejemplo, que los estudiantes aprenden mejor porque participan activamente en el proceso de aprendizaje, tienen una mayor comprensión del tema y retienen la información por más tiempo.

Pautas generales del trabajo colaborativo.

• Es necesario que el profesor haga saber a los alumnos desde el principio que van a trabajar en grupo y cuáles son las técnicas que usará, además de informarles de la importancia y beneficios del aprendizaje en colaboración.

• El profesor debe planear cada etapa del trabajo en grupo; hay que decidir qué temas, áreas o proyectos pueden presentarse, cómo organizar los grupos de alumnos, y además, explicarles cómo se les evaluará.

• Es necesario crear tareas que requieran interdependencia, explicar la importancia de trabajar en grupo para llegar a un fin concreto, asignar a los alumnos tareas según sus habilidades y asegurarse de que el trabajo esté equitativamente repartido con el fin de que todos aporten su parte al resultado final.

• Se pueden formar muchos tipos de grupos dependiendo de las circunstancias: homogéneos o heterogéneos, grandes o pequeños, etc. En todo caso los grupos formados se pueden ir reestructurando durante el desarrollo del proyecto, tanto para adaptarlos a las sucesivas actividades como para remediar aquellos casos en los que no funcionen como sería deseable.

• Tengamos en cuenta que, al usar herramientas de comunicación y plataformas de trabajo colaborativo, los grupos pueden estar formados por alumnos de distintos centros. Esto enriquecerá notablemente el proyecto, al introducir no sólo el necesario uso de las TIC para la comunicación, sino también un importante factor intercultural en los procesos de negociación.


• Actuación del profesor. Cuando se trabaja en grupos de colaboración, el profesor tienen el papel de facilitar las cosas; es un mediador. Así mismo, también ha de ayudar al grupo a deshacerse de los fallos conceptuales, falsos supuestos y razonamientos erróneos. Por lo tanto, una vez que los grupos están formados y los estudiantes trabajando, el profesor debe intervenir como recurso y guía, dándole pistas para que vayan descubriendo por si mismos y reorganizando las tareas según los descubrimientos de los alumnos y según el propio funcionamiento del grupo.

Lo primero que ha de hacer el profesor una vez formados los grupos, es cerciorarse de que todos los miembros comprendan lo que se pretende que hagan y de que han identificado la información disponible y decidido si ésta es suficiente. A continuación ha de intervenir en los grupos consiguiendo que se hagan preguntas del tipo ¿por qué?, ¿cómo?, ¿qué?, ¿dónde?,...

En el proceso de avance en el trabajo, las preguntas que al principio se planteaban los alumnos se van a ir convirtiendo en preguntas más específicas que en muchos casos necesitarán de nuevos enfoques y el profesor tendrá que redirigir el trabajo.

El profesor debe actuar como supervisor y evaluador, comprobando que los alumnos cumplen con sus tareas en el grupo, que los contenidos se están trabajando correctamente y que el grupo como tal está en condiciones de cumplir los objetivos planteados. Esto otorga una especial importancia a la evaluación continua. Si el grupo no funciona como se espera, el profesor debe, con la colaboración de los alumnos, descubrir cuáles son las causas y aplicar los remedios convenientes: provocar y dirigir una reflexión interna en el grupo, reestructurar el reparto de tareas o modificar su composición.


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